Era de madrugada cuando fui guiada directamente hasta este lugar. Contemplé con asombro esta bella e impactante escena. Hubo un momento en el que el ojo de la luna se movía como la manecilla del reloj pero en sentido opuesto a lo normal, aún así no dejaba de mirarme queriendo decir algo; en ese momento sentí mucho temor, sabía que algo grande iba a suceder y fui corriendo por mi primo muy querido, para mostrarle lo que estaba pasando . . . cuando regresamos ya no había nada, tan solo una cortina de metal negra que nos impidió el paso. Entendí que no pude conocer el mensaje que debía recibir.
Nunca he olvidado este sueño que tuve aproximadamente a los doce años de edad.
Es el origen del nombre de mi blog